El 9 de marzo de 2008 se celebraron elecciones generales en España. Los resultados mantuvieron al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el gobierno, bajo el liderazgo de JL Rodríguez Zapatero, recogiendo un mayor número de votos y escaños (respecto a las elecciones generales de 2004) tanto para este partido como para el Partido Popular (PP). La campaña, especialmente la del PSOE, había estado marcada por el cuidado escrupuloso en evitar nombrar la crisis1: se intentaba conjurar así un escenario en el que las “bonanzas” de la situación económica española de la década anterior permitieran a España evitar la crisis. El superávit presupuestario mantenido hasta 2007, la tasa de crecimiento del PIB, se esgrimían como las fortalezas que ayudarían a la economía española a resistir frente a la innombrable crisis. Sin embargo, una de las debilidades de las últimas décadas de la economía española empezaba a hacerse presente: el desempleo aumentó seis décimas en el último trimestre de 2007 alcanzando el 8, 6% 2.

Dos años más tarde, el 12 de mayo de 2010, el Presidente Zapatero presentó en el Congreso el primer paquete de medidas con el que pretendía recortar 15.000 millones de euros en el gasto público3 recortando los salarios públicos, tocando pensiones, jubilación, reduciendo el gasto farmacéutico, disminuyendo la AOD en 600 millones de euros, etc. Tan solo un año más tarde, el 15 de mayo de 2011, en plena campaña de elecciones municipales y autonómicas (celebradas el 22 de mayo), Democracia Real Ya convocaba a una manifestación que bajo el mismo lema, animaba a tomar las calles declarando que “no somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Al final de la manifestación, en la Puerta del Sol de Madrid decidieron no